Juventud paraguaya: fuente de riqueza moral y de esperanzas para el país

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Los jóvenes paraguayos demuestran que el cambio esta en ellos y que al Paraguay le espera un futuro prometedor./ ABC Color
Los jóvenes paraguayos demuestran que el cambio esta en ellos y que al Paraguay le espera un futuro prometedor./ ABC Color

Los jóvenes se despertaron, ya no se callan ante las injusticias y piden a gritos una mejor educación. En exactamente un año, los estudiantes demostraron que son el tesoro y la fuente de esperanza de nuestro querido y sufrido Paraguay.

Septiembre de 2015: se viven semanas agitadas para el Gobierno de Horacio Cartes; los estudiantes secundarios realizan una multitudinaria manifestación en la que marchan juntos alumnos de colegios públicos y privados. Esta revuelta de los colegiales se inició con una sentata en el Colegio Cristo Rey, una institución histórica de donde salieron líderes que, durante el régimen stronista, encabezaban diversas actividades en repudio al dictador.

La gran Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados (MNCPP) se realiza el 18 de septiembre de 2015, partiendo de la Plaza Italia y terminando en la Plaza de las Armas, frente al Congreso. Más de 10.000 personas, entre secundarios, padres, docentes y universitarios, formaron parte de esta movilización, exigiendo una mejor educación. Así se daba comienzo a la Primavera Estudiantil en el Paraguay; una primavera que continúa hasta hoy día.

Días antes de la MNCPP, salían a la luz múltiples casos de corrupción en la Universidad Nacional de Asunción, encabezada, en ese entonces, por el rector Froilán Peralta. La indignación se apoderó de los universitarios quienes, durante un par de semanas, exigieron la renuncia del mismo y de los 12 decanos. Todo esto desembocó en la toma del rectorado y el paro de varias facultades. Poco después, renunciaron Peralta y varios decanos de la casa de estudios.

Los jóvenes se despertaron, el país y el mundo estaban impresionados ante la valentía de unos “pendejos” que ya no se callaban y empezaban a exigir sus derechos. Aparte del triunfo de los universitarios, los secundarios lograron la inclusión de tres libros de texto y una Constitución Nacional en el kit escolar 2016. Así también, demostraron que estaban preparados para la lucha y que el miedo no es el idioma que ellos hablan.

La revuelta estudiantil nos lleva a mayo de 2016, cuando, después de una serie de techos caídos en varias escuelas, 10 estudiantes tomaron el colegio “República Argentina” de Asunción y se atrincheraron exigiendo la renuncia de la ministra de Educación, Marta Lafuente. Esta medida de fuerza fue creciendo y, dos días después, ya eran más de 100 colegios tomados a nivel país. Ante la magnitud de la protesta, la ministra presentó su renuncia al cargo.

Los jóvenes se dieron cuenta de que podían más y siguieron con las tomas por una semana entera, hasta que lograron que el presidente Horacio Cartes firmara un acuerdo redactado por los propios estudiantes en que el mandatario se comprometía a aceptar todos los reclamos de los mismos. En ocho meses, la juventud paraguaya tumbó a un rector, 12 decanos y una ministra e hizo firmar al Presidente una carta de compromiso. Realmente histórico.

Posteriormente, en agosto, los estudiantes de la Facultad de Ingeniería UNA se declararon en paro indefinido hasta que renuncie el decano de la FIUNA, Éver Cabrera. La semana pasada, las doce facultades y tres institutos superiores anunciaron un nuevo paro hasta que se realice el cambio del estatuto de la casa de estudios fundada en 1889.

Así también, en el mes de la juventud y a un año de la Primavera Estudiantil, los secundarios volvieron a manifestarse y se mostraron más firmes que nunca. La Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados se llevó a cabo el 16 de septiembre y, a pesar de los incidentes ocurridos frente al MEC con el ministro Enrique Riera, fue un éxito total.

A un año de la revuelta juvenil más grande en los últimos tiempos, la Primavera Estudiantil sigue más vigente que nunca. Los jóvenes paraguayos demuestran que el cambio está en ellos y que al Paraguay le espera un futuro prometedor.

En el Día de la Primavera y de la Juventud, el Paraguay debe agradecer a sus jóvenes, quienes buscan el cambio, luchan por una mejor educación y dan cátedra de civismo en cada actividad que realizan. El pueblo no debe ser tan exigente con ellos; son secundarios y universitarios que recién empiezan a caminar en la vida. El país de los guaraníes tiene esperanza; está en las manos de una generación nueva y con hambre de justicia, verdad y democracia.

Por Brian Cáceres Verón (17 años) – ABC Color – Periodismo Jóven

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