Ellos, los más peligrosos

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Cuando hablamos de violencia familiar y de género, los considerados cabezas de familia son los que están en la cima de la lista como los más violentos. Los concubinos fueron responsables de más de la mitad de feminicidios derivados de peleas domésticas.

Eran las 5:00 del 16 de enero. Carolina y José retornaban a su casa en la ciudad de Limpio, departamento Central de Paraguay, después de disfrutar una divertida velada con amigos. Todas las risas y anécdotas pronto dieron paso al terror para Carolina.

– «Quiero seguir tomando», dijo su esposo apenas entraron al estacionamiento de la casa.

– «Ya es tarde, hay que descansar», dijo ella mientras aclaraba el cielo.

Carolina jamás pensó que un simple ‘no’ convertiría esa mañana en la peor de su vida.

José empezó a gritar en el patio y su esposa decidió encerrarse en la casa. Intentaba mantenerse a salvo. Él fue hasta el auto y tomó una llave de rueda de la caja de herramientas. Con el hierro -y a los gritos- intentó forzar la puerta.

Carolina abrió por temor a que se despertaran los vecinos y pagó con sangre ese ‘no’. José entró, cerró la puerta, cambió la herramienta por sus puños y le pegó en la cara una y otra vez mientras la mantenía presa con los dedos de su mano izquierda enredados en el pelo. En medio de la golpiza, ella sintió que él la agarraba por detrás de la cabeza, con firmeza.

– «Pensé que iba a besarme», declaró ella luego.

Antes de que entendiera lo que sucedía, le partió el labio inferior y le fracturó el tabique nasal. Mientras tanto, el hijo de tres años miraba la escena entre lágrimas.

Luego el ataque siguió en el baño. A esa hora, los vecinos ya se habían aglomerado en la ventana. Se escuchaban los gritos, los golpes y el llanto de un niño.

– «¡Dejame ya, José!», suplicaba ella mientras forcejeaba. Intentó escapar una y otra vez, consiguió llegar hasta la ventana y pidió ayuda. Un vecino alertó al sistema 911 de lo que sucedía.

Entonces, los agentes tumbaron la puerta y redujeron a José, que en ese momento arrastraba a su mujer de nuevo hacia la pieza. Intentó defenderse de los uniformados con su llave de rueda pero no pudo: quedó boca abajo contra el suelo, con las manos esposadas. A él lo llevaron a un calabozo. A ella la derivaron a un centro asistencial. Tenía el rostro desfigurado.

Carolina y José son nombres ficticios, pero la historia no lo es. Es uno de los casos de violencia doméstica más brutales de 2016. Las cifras oficiales dan cuenta de que los esposos y/o concubinos lideran la lista de agresores física y psicológicamente en los hogares.

En el último lustro (2011-2015), 216 mujeres fueron golpeadas por sus concubinos, un ataque categorizado como ‘lesión corporal’. Con esta cifra, los concubinos se colocan en el primer puesto en la lista de agresores en materia de violencia doméstica.

Los esposos, aunque en menor medida, fueron protagonistas de 25 casos de lesiones corporales contra sus esposas en el mismo periodo, siempre según las cifras oficiales de la Policía Nacional, homologadas por el Ministerio del Interior

Treinta y ocho mujeres fueron asesinadas (homicidio doloso) por sus concubinos en estos últimos cinco años, números que también los colocan en la cima de los agresores, convirtiéndolos en los más brutales, si tenemos en cuenta también que por encima de cualquier otro protagonista estos hombres fueron objeto de 3.702 denuncias por la figura de ‘violencia familiar’, reportados así por la Policía, sin mayores detalles, es decir no fueron asesinatos o intento de asesinato, lesión corporal, coacción sexual o intento de coacción.

De un total de 93 víctimas femeninas de asesinato en cinco años dentro del ámbito de la violencia doméstica, 72 fueron perpetrados por concubinos, esposos o exparejas, es decir el 77,4% de las muertes de mujeres fueron consumados por parejas o exparejas.

El Senado aprobó recientemente con modificaciones el proyecto de ley de protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia, incorporando la figura penal del feminicidio con penas de 10 a 30 años. El vocablo “género”, cuestionado por la Iglesia católica, se eliminó de varios artículos. La norma vuelve a Cámara de Diputados, donde está pendiente de revisión.

Las mujeres entre los 18 y 39 años víctimas de homicidio y lesión corporal -sin discriminar la relación con el agresor- acumulan casi el 50% de los reportes.

En líneas generales, 85 de cada 100 víctimas en todos los casos de violencia hogareña son mujeres, dejando al descubierto lo que a todas luces se percibe en la ciudadanía: la mujer soporta la violencia en una abrumadora desproporción.

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