En medio de las negociaciones en torno a la enmienda, que está estancada, según lo aseguran algunos de los negociadores, se dieron a conocer algunos entretelones.
Y es que la traba no vendría del Frente Guasu ni del sector liberal llanista, sino por parte de los propios colorados.
De una fuente confiable trascendió que el voto clave al final sería el de Julio César Velázquez, quien habría pedido el oro y el moro.
El senador en cuestión es bastante reacio a hablar con los periodistas y en estas últimas semanas prefirió mantenerse aún más alejado.
Uno de sus pedidos sería la presidencia del Congreso, que es uno de los puntos que entraron en las negociaciones, atendiendo que en pleno año electoral es el cargo más codiciado.
Esta solicitud es bastante estratégica por el hecho de que si se llega a concretar el proyecto de enmienda y hay vía favorable para la reelección, con la renuncia del presidente Horacio Cartes, Velázquez estaría en la línea de sucesión.
De hecho, tendrá que asumir en lugar del mandatario el actual vicepresidente Juan Afara, y lo que se especula es que Velázquez a su vez pretende ir a la Vicepresidencia.
Además se menciona que el combo estaría incluyendo un monto de USD 1 millón.
Los oficialistas están tratando de manejar herméticamente las conversaciones que se dan sobre todo entre ellos.
El líder de la bancada oficialista en el Senado, Juan Darío Monges, alega que no puede dar más detalles de las conversaciones por más de que se le insista, lo que genera más dudas. Sin embargo, prácticamente es un secreto a voces que las negociaciones no prosperan ni el proyecto de enmienda se puede presentar porque el voto de Velázquez no está asegurado.
El disidente colorado Juan Carlos Galaverna aseguró en un programa televisivo el domingo pasado que estaba todo listo para imponer el proyecto de enmienda, pero que Velázquez retrocedió.
Este último supuestamente estaba apoyando porque pretendía la posibilidad de que Nicanor Duarte Frutos se presente por la reelección presidencial. Calé recordó que Nicanor dijo que Velázquez no le representaba, por lo que habría quedado sin respaldo.
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