Dos años fungió de director ad honórem en la escuela Sagrado Corazón de Jesús, en Caaguazú. Desde hace meses solicita que la sede educativa sea intervenida, sin embargo no recibe respuesta.
Los docentes recurren a la creatividad para que los estudiantes aprendan a sumar. “Si pasa algo yo voy a ser el culpable. Prefiero volver al kokue antes que un techo caiga por un niño”, agregó.
Dentro de su calvario se sumó la persecución de sus superiores, quienes le cuestionaron que la prensa haya revelado la precaria situación edilicia que somete a esta sede educativa.
El educador dijo que teme que alguien salga herido o pierda la vida en medio de la alta precariedad edilicia que le toca administrar por el peligro de derrumbe.
Mientras, los alumnos dan clases bajo tupidos árboles de mango en el patio.