El valor de una buena actitud

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Por el Dr.Juan Carlos Zárate Lázaro
MBA

La clase de persona y la calidad de tu vida, tanto en el trabajo como fuera de él, dependen muchísimo de tu actitud. El ambiente en que uno viva depende más de la actitud que de otra cosa. Hay personas que suelen estar siempre viendo hacia el pasado, sin preocuparse ignorando el presente y el futuro.

Otras suelen ver constantemente el presente y el futuro; nada ven en la perspectiva del pasado. Una descripción de las actitudes y su importancia ha sido expresada magistralmente en lo siguiente: Hay dos clases de personas en el mundo, quienes, con igual grado de salud, riqueza y otras comodidades, llegan a ser, el uno feliz y el otro miserable. Esto se origina en gran parte de la manera de ver las cosas, las personas y los hechos; y en los efectos de sus actitudes sobre sus propias mentes.

En cualquier situación que se encuentren colocados los hombres, encontrarán comodidades e incomodidades; en cualquier compañía podrán encontrar personas y conversaciones más o menos agradables; en cualquier mesa podrán encontrar carnes y bebidas de mejor o peor gusto, platos mejor o peor presentados; en cualquier clima encontrarán buen y mal tiempo.

La actitud es un concepto extraordinariamente importante en la labor administrativa de la ejecución. Para ser competente suele ser necesario no solamente un gran talento, enseñanza especializada y amplia experiencia, sino también una actitud cooperativa, proactiva, y disposición positiva para trabajar en equipo.

Una persona que posea poca habilidad y brillantez, pero que adopte una actitud agradable y justa hacia los compañeros bien puede llegar a puestos administrativos de gran importancia. Un gerente revela su actitud hacia el trabajo en sus labores diarias. Si su actitud es falsa, se reflejará en su trabajo y, además afectará los esfuerzos de sus compañeros. Es la clara imagen del jefe autocrático y autoritario que se considera imprescindible dentro de la organización cuando que nadie lo somos en puridad y por el contrario, antes de beneficiar a la misma lo está perjudicando.

No hay duda de que la desventaja más común de un gerente es una actitud mental defectuosa o ideas tales como la de creer que un objetivo no puede lograrse, la falta de confianza, la vanidad, los celos, el temor, la estrechez de criterio y los prejuicios personales.

Tales actitudes no impiden la realización de las labores, pero sí la dificultan. La actitud del subalterno es tan importante como la del jefe. La de cualquier trabajador influye sobre la calidad de su trabajo. De ahí que el aprender a trabajar en equipo y el respeto mutuo entre jefes y subordinados debería ser la constante para la buena marcha de las organizaciones.

El individuo o grupo que cree que puede triunfar, que la misión puede cumplirse, que sus compañeros de trabajo son competentes o que su jefe sabe lo que está haciendo tiene que ser el más eficiente. La diferencia está en la actitud.

Una de las razones principales por las que esta palabra es tan importante en la administración, radica en que constituye la clave de la satisfacción en el trabajo.

Cuando cada individuo obtiene verdadera satisfacción de su lugar de trabajo, los jefes, supervisores y principales directivos van en camino de grandes realizaciones, pero duele decirlo, pero hay que decirlo, muchos hacen caso omiso a estas premisas.

Gran satisfacción podrá derivarse del trabajo con una actitud favorable, una buena dirección y una supervisión eficaz. La actitud es la llave que abre o cierra la mente del empleado para infundirle el motivo adecuado de su servicio, por medio de la dirección y las supervisiones de trabajo que tienen tanto de actitud mental como de cosa concreta.

No es cuestión de combinar simplemente tres o cuatro factores para producir una actitud, ni de exponer a varios individuos a un mismo patrón de influencias para desarrollar en ellos actitudes similares.

Las mismas se desarrollan bajo las influencias de las emociones, las percepciones, los factores sociales, las fuerzas económicas y las motivaciones. ¿Por qué una persona se resiste a cambiar su actitud? Ante todo porque es un atributo personal y denota cierto orgullo, afecto o disposición íntima a reaccionar y no se da cuenta de que siendo proactivo, comunicativo y cooperativo con sus subordinados y colegas de su mismo nivel la posibilidad de logros positivos, tienen una mayor chance de concreción.

Trabajamos con base en objetivos y metas cuali y cuantitativas es cierto, pero muchas veces nos olvidamos que detrás de todo ello hay seres humanos que merecen un buen trato y no el autoritarismo que muchos jefes aún creen que siendo así, aplicando «la motivación por el miedo» lograrán lo que se proponen. ¡Craso error!

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