Responder a la necesidad de la sociedad

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Por Emma Paoli
Dra. en Ciencias de la Educación
No podemos cansarnos de decir que la educación es piedra fundamental para la construcción de una sociedad más preparada para el presente y el futuro. Esta premisa siempre estará atada a la responsabilidad que tienen los actores públicos y privados en el fortalecimiento del sistema de enseñanza en todos sus niveles.

Hablamos de las responsabilidades que tienen las instituciones públicas en velar que la educación sea verdaderamente buena para que realmente tenga un efecto positivo. Así también, de la responsabilidad que tienen los actores directos de los procesos de enseñanza, desde las instituciones como tales, los docentes e incluso los estudiantes.

Es urgente que tomemos conciencia sobre estas responsabilidades para actuar y no quedarnos solo en el análisis. El concepto de urgencia – lo decíamos en un libro publicado este año- es lo que mejor explica y traduce la extrema necesidad. Si bien en el material que lleva el título de «La urgencia del ser y deber ser de la universidad» enfocamos aspectos relacionados a la educación superior, esa misma línea de «urgencia del ser y deber ser» puede ser aplicada a todo el sistema educativo.

En ese contexto, hay que ser claros y decir que ya no hay tiempo ni excusas para no mejorar la educación, porque existen urgencias que la sociedad impone al sistema. La gente exige una buena educación. El «deber» podemos vincular al sentido de contextualizar las características de la dinámica de la sociedad, del conocimiento de la ciencia y la manera de cómo se forman hoy los profesionales. «Ser» como la expresión de lo que hoy se está haciendo en la educación. Decíamos que en el caso de la universidad, una forma particular de obligarse es habitar su contexto; esto es, su «deber ser», es responder a lo que la sociedad le exige en términos de producción de conocimientos, de formación de profesionales, de innovación permanente y de vinculación con la comunidad.

Como se verá la educación toda, en todos sus niveles, puede ser analizada con este planteamiento. La tarea intelectual hoy en día se caracteriza por la cultura de la compartición, que es difícil de aplicar cuando existe mezquindad. No es posible gestionar conocimientos sin la colaboración. Además, la calidad tiene la necesidad de la innovación y de fortalecimiento del emprendedurismo, como un cambio de pensamiento, enfatizando la inversión y reinversión financiera para responder a los requerimientos de la sociedad del conocimiento.

Las instituciones educativas y los gestores de la educación deben analizar, reflexionar, criticar, pero al mismo tiempo proponer soluciones, no solo quedarse en el análisis o el cuestionamiento. Solo así podremos innovar nuestras instituciones educativas y, de esta manera, responder de forma positiva a la sociedad.

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