El zika, un virus infravalorado

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Fiebre del Zika

El brote de la fiebre del Zika en Paraguay no nos parece tan alarmante como el dengue o la fiebre amarilla. En realidad, para el mundo en general no fue preocupante por durante casi 70 años. Sin embargo, el aumento de niños que nacían con cabezas pequeñas en Sudamérica disparó las alarmas sanitarias. Además, cada vez son más las enfermedades asociadas a este virus.

Técnicamente la ciencia aún no ha confirmado de lleno que el virus del Zika ocasione microcefalia en el feto cuando una mujer embarazada contrae la enfermedad. Pero es la hipótesis más certera teniendo en cuenta que el aumento de esta anomalía en el desarrollo del cráneo coincide con el aumento de los casos de fiebre del Zika. Las demás causas probables de microcefalia se fueron descartando y, además, en 2016 los científicos identificaron la presencia del virus en el líquido amniótico de fetos con microcefalia.

Solo quedaba una posible respuesta y las autoridades sanitarias brasileñas fueron las primeras en darse cuenta de la conexión. A finales de 2015 la tasa de bebés que nacían con cabezas pequeñas se disparó drásticamente. De 2015 a 2018, en el vecino país unos 3.200 recién nacidos fueron diagnosticados con microcefalia causada por el virus Zika, de acuerdo a datos del Ministério da Saúde de Brasil.

En Paraguay, desde 2016 hasta ahora, ya hay 90 los casos de microcefalia asociados al Zika entre confirmados, probables y los que quedaron como sospechosos, según los boletines epidemiológicos de la Dirección General de la Vigilancia de la Salud (DGVS) del Ministerio de Salud. En este mismo periodo, en nuestro país se registraron 890 casos de fiebre de Zika (confirmados, probables y los sospechosos que no fueron descartados). Estas cifras ya puede alarmarnos, pues los casos de microcefalia, en proporción, corresponden al 10.11% de los casos de fiebre de Zika reportados. Las autoridades sanitarias aclaran que muchos casos quedan bajo la carátula de sospechosos porque los estudios son inconclusos, como falta de muestras o datos incompletos.

El director de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles de la DGVS, Hernán Rodríguez, explicó que la probabilidad de que un feto tenga microcefalia es entre el 5% y el 15% en caso de que la mujer embarazada esté infectada con el virus. En Brasil la tasa de natalidad cayó y se supone que guarda relación con el miedo de las parejas a tener hijos durante la epidemia.

Pero esta no es la única enfermedad asociada. La Organización Mundial de la Salud (OMS) detalla que unos meses antes, en julio de 2015 y en pleno brote, se describió en Brasil la conexión del zika con el síndrome de Guillain-Barré, una parálisis progresiva de aparición aguda. Es un trastorno que en la mayoría de los casos la persona afectada se recupera con el tiempo, aunque puede dejar efectos prolongados como debilidad, entumecimiento y fatiga.

Ya en 2013 en la Polinesia Francesa se reportó el aumentos de la tasa de este síndrome, coincidiendo con un brote de zika. Pero no fue hasta años después en Brasil que los científicos establecieron la relación.

A partir de los reportes de microcefalia, la medicina vincula al virus del Zika con otras malformaciones congénitas y complicaciones en el embarazo como el parto prematuro y el aborto espontáneo. Y a partir del síndrome de Guillain-Barré, también se asocia a un aumento del riesgo de otras complicaciones neurológicas como la neuropatía y la mielitis, reconoce la OMS.

Entre 2016 hasta la fecha, en Paraguay se reportaron 170 casos del síndrome de Guillain Barré y otros síndromes neurológicos asociados con el Zika (entre confirmados, probables y los que quedaron como sospechosos).

También se conocía que la vía de transmisión es a través de un vector: el mosquito Aedes Aegypti. Luego se supo que una mujer embarazada puede transmitir el virus al feto. A esto se suma que se han reportado casos en los que fue transmitido por vía sexual.

La fiebre del Zika no es una enfermedad nueva. Pero sus consecuencias más preocupantes en la salud y las demás formas de transmisión se empezaron a describir recién hace cuatro años atrás. No hay tratamiento y la comunidad científica aún no determinó cómo el virus provoca las enfermedades asociadas, pero la evidencia es concluyente en que sí están relacionadas.

Sin alarmas durante 70 años

El virus se descubrió y aisló por primera vez en 1947 en el bosque de Zika (de allí su nombre), en Uganda, cuando científicos estudiaban la transmisión de fiebre amarilla en monos. El primer caso registrado en humanos fue en 1952 y a partir de allí se expandió por África y Asia. Por décadas no se la consideró una enfermedad grave, ya que parecía no hacer mucho daño. En 2013 llegó a la Polinesia Francesa, de allí se propagó a la Isla de Pascua y luego a Sudamérica, donde se alcanzaron niveles pandémicos y se detectaron las verdaderas consecuencias del virus.

Los médicos coinciden en que cuatro de cada cinco personas infectadas no tienen síntomas. Solo el 20% puede experimentar fiebre, salpullidos, dolores de cabeza, articular o muscular; pero nada que desencadene la muerte. En ese entonces tampoco había indicios de que deje secuelas.

No obstante, el 80% asintomático es el principal peligro para una epidemia o pandemia de Zika. Aquí aparece de vuelta nuestro amigo Aedes Aegypti, más conocido en Paraguay por transmitir el dengue (también vector de la fiebre amarilla, la chikunguña y del virus Mayaro).

La trasmisión puede ser muy silenciosa. Si bien el peligro de una epidemia similar o peor a la de Brasil siempre está latente, hasta el momento en Paraguay las cifras están bajas y combatiendo al mosquito se puede evitar el aumento de los casos, recalcó el director de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles.

Sin vacunas, solo prevención

Científicos del Centro de Investigación de Vacunas del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de EE.UU. desarrollaron una vacuna a principios de 2018 y se lanzó un ensayo clínico en humanos, según publicó la revista National Geographic. Si se comprueba el desarrollo de anticuerpos del virus Zika, en los próximos años se podría tener disponible la vacuna.

Pero por el momento, lo que se puede hacer es aplicar las mismas medidas para prevenir el dengue: eliminar criaderos de larvas de mosquitos, protegerse de las picaduras con repelentes, mosquiteros y ropa que cubra más el cuerpo, etc.

Pero a diferencia del dengue, hay que prestar especial atención en el caso de embarazadas. Además, los médicos también recomiendan la abstinencia sexual durante el embarazo o el uso de preservativo para evitar las malformaciones congénitas en el feto y las complicaciones en el embarazo asociadas al Zika.

En este 2019 el Ministerio de Salud confirmó un caso probable de fiebre del Zika, en tanto que otro figura como probable y 11 más como sospechosos y en estudio. Se suman 12 casos de microcefalia que siguen como sospechosos de estar asociados al virus. En tanto que hay 12 casos de síndrome de Guillain Barré que se sospechan están relacionados con el Zika.

Hernán Rodríguez explicó que resulta difícil descartar o confirmar los casos, pues debe ser a través de análisis laboratoriales y el protocolo actual establece prioridad de los estudios relacionados al dengue. Es por eso que muchos casos probables de fiebre del Zika quedan como sospechosos.

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