OPINIÓN | Importación de autos usados: un bien o un mal para la sociedad

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Posteado por Sebastián Acha el 13-09-2016

En la Teoría Económica, específicamente en la Teoría del Consumidor, existen lo que se consideran “bienes o males”. Lógicamente, las sociedades, llevadas por las decisiones racionales de los individuos querrán consumir más cantidad de “bienes” y menos cantidad de males.

El consumo de bienes, artículos o productos que hacen “bien” al consumir, satisfacen una necesidad, y socialmente es preferible consumirlos en mayor cantidad, por ejemplo: casas, educación, alimentación.

Sin embargo, existen también los “males”. Éstos son productos o servicios que al consumidor o a la sociedad no les hacen “bien” o simplemente los perjudican a mediano o largo plazo. Un mal económico es todo aquello que cualquier persona pagaría para deshacerse de él. Por ejemplo: la contaminación ambiental, la informalidad, la corrupción, la inseguridad o la violencia. Es decir, tienen valor económico negativo para los ciudadanos.

Analizando la controversia que nos atañe en las últimas semanas sobre la importación de vehículos usados — el caso paraguayo es único en Latinoamérica ya que con una sentencia de la Corte Suprema introducimos al país vehículos de más de diez años de antigüedad — , se considera que un automóvil es un activo, es decir tiene un valor por sí, aparte de satisfacer la necesidad del trasporte de personas y cargas.

En este contexto, las sociedades deben responder los problemas básicos de producción/importación y consumo de bienes y servicios, regulados en cierta medida por el Estado, que es una función inherente al mismo.

Ciertamente se debe tomar en cuenta que cada decisión de política económica deja consecuencias en los actores económicos. Es parte inherente a las políticas de estado que existan, conforme a las decisiones, coyunturales ganadores y perdedores, pero es función del mismo cuantificar y evaluar las pérdidas y las ganancias de cada grupo con el objetivo de que la mayor parte de la sociedad sea la beneficiada no solo a corto, sino fundamentalmente, a mediano y largo plazo.

Así las cosas, resulta interesante mencionar algunos puntos sobre la importación de autos usados en nuestro país. Con la advertencia de que si dejamos a la sociedad la elección de que automóvil consumir, sería racional y lógico pensar que un automóvil 0km es preferible. Pero, si esto es así, ¿porqué la importación de autos usados tiene el 70% del total importado?.

Pues obviamente dirán por el precio. En efecto, el precio es un atributo determinante al momento de decidir sobre el consumo o no de un bien o servicio.

Lo que no tenemos en cuenta es el porqué de la diferencia de precio entre ambos productos. No evaluamos la mejor tecnología, una mayor seguridad, el bajo consumo de combustibles fósiles y otras prestaciones que seguro el auto usado ya no cuenta o que lo hace en menor medida. Ese diferencial de precios será mayor a medida que el auto sea de mayor antigüedad. Quizás por falta de información o quizás por falta de interés no nos planteamos estas cuestiones al momento de comparar vehículos usados dentro del mercado y los vehículos usados “importados” ya sea vía Chile u otra similar.

Sigo creyendo que si podemos poner la expresión económica de los “males”: contaminación ambiental, bajísima tributación aduanera de los mismos, el aumento exponencial de combustibles fósiles (importados obviamente desde que Paraguay no es productor) la opción sería comprar un vehículo 0 km.

Y quizás en esa candidez utópica que es la que nos lleva hacia el cambio de paradigmas debamos recordar los países no son más ricos porque sus ciudadanos accedan a un vehículo, sino por el hecho de que aquellos que puedan tenerlo, prefieren utilizar el transporte público de pasajeros. Que me dirán es calamitoso y yo les diré es cierto, pero está en franco proceso de mejora. Y es esta una realidad objetiva.

Así entienden los gobiernos de países que incentivan el consumo de vehículos nuevos, reduciendo los impuestos, aranceles y tasas para tal efecto ya que sus políticos han comprendido que el costo del mal «oculto» que tienen los vehículos usados (peligros reales en el tránsito por el estado de sus autopiezas, emisión de CO2 contaminando el ambiente en que viven quienes poseen y no un vehículo, mercado negro de autopiezas por la antigüedad de los repuestos de los mismos y la facilidad de ingreso de estos por los bajos aranceles aduaneros que pagan casi igual que chatarra) es muy superior al valor del “bien” que se ofrece en el mercado.

Bolivia y Perú fueron los últimos países en la región en restringir la importaciones de autos de segunda mano. En ambos países, primó motivos ambientales, es decir autos más antiguos contaminan en mayor medida cuestiones ambientales y el cumplimiento de las obligaciones asumidas por dichos estados en el marco de los tratados multilaterales del cambio climático. Prevaleciendo la salud humana, redujeron el consumo de “males”.

Lógicamente es muy complicado que este debate pueda darse con asepsia de los intereses en juego de una y otra parte. Pero no es menos cierto que el hecho de tener una Sentencia de inconstitucionalidad de la CSJ como único aval de una actividad económica, dibuja un panorama sombrío en base a la institucionalidad del país, a su imagen y seriedad.

Se debe mencionar también que el gobierno y sector privado han hecho esfuerzos para iniciar ensamblaje de automotores en el país, proceso que se inició en el 2015 y que debemos plantearnos si es este el camino donde podremos sustituir la mano de obra de mecánicos, transportistas y otros que hablan los importadores se “perderían” en caso de nada menos que hacer cumplir una ley. Porque de eso se trata. La ley que establecía la importación de vehículos de hasta 10 años de antigüedad — ya fuera de los parámetros mundiales — fue atacada de inconstitucional y nuestra Corte permite el ingreso de vehículos aun más antiguos. ¿No nos suena como análogo a aquellas medidas judiciales que favorecen a unidades de transporte público de más de 20 años de antigüedad?

Desde el año 1996 existen cifras oficiales de la importación de autos usados. Desde ese año a la fecha se importaron más de 500 mil autos usados. Con el agravante que en los últimos años son introducidos vehículos cada vez más viejos, incluso con más de 10 años, gracias a “la política de Estado” llevada adelante por la Corte Suprema de Justicia.

Cifras publicadas por la Cámara de Importadores de Automotores y Maquinarias (CADAM), dan cuenta que en el año 2015, el 70% de las importaciones de automotores fueron de segunda mano. De esos, el 77% tienen más de 10 años, algo así como 44.000 unidades. Esos vehículos cuentan con 11, 12, 13 y hasta 18 años de antigüedad.

Así el parque automotor nacional es el más antiguo de la región y con niveles muy bajos de reposición (cambio de un usado por 0km), cuyas consecuencias son altos índices de inseguridad de los vehículos y los más altos niveles de contaminación.

Los importadores de autos usados son un grupo pequeño, cuya actividad se desarrolla preferentemente en la informalidad, por la misma concepción del negocio. Desde el inicio de la cadena de comercialización hasta su venta: subfacturación, subvaloración, evasión de impuestos, trabajadores sin beneficios sociales, entre otros, compiten deslealmente en el mercado y en especial con  la industria nacional, reduciendo la recaudación aduanera, tributaria y contributiva del sector previsional.

Me pregunto siempre porque las autoridades ambientales deben ir tan lejos de los centros urbanos para buscar “pasivo ambiental”. ¿No generan pasivo ambiental los vehículos? ¿Hasta cuando suspenderemos las inspecciones técnicas vehiculares? ¿No podemos pensar qué clase de aire le dejaremos respirando a nuestros hijos? ¿No es mejor que los sectores públicos y privados inviertan más en mejorar el transporte público que en subsidiar enfermedades derivadas de un ambiente contaminado y en mejorar las vías de transporte destruidas por la sobrecarga del sistema vial?

Y por último. Recientemente la Sub Secretaria de Tributación informo que la evasión impositiva del  sector de usados es del 90%. ¿Vamos a seguir pagando impuestos solo algunos paraguayos de segunda, “tontos” y poco “vivos” y van a seguir evadiendo los de primera, pícaros y hábiles?

Con mucho respeto, no quiero eso para mi país.

Fuente: ABC Color

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