En 2008 Michelle Obama hesitaba en la campaña electoral, temerosa de decir algo que pueda poner en riesgo la histórica marcha de su marido para ser el primer presidente negro de Estados Unidos.
Ocho años más tarde y ya como primera dama, segura y rebosante de confianza, electrizó a la audiencia durante la Convención Nacional del Partido Demócrata.
Michelle salió al campo de batalla electoral haciendo campaña por Hillary Clinton, con fuertes ataques a la actitud del republicano Donald Trump hacia las mujeres.
«Esto no es normal. Esto es política. Esto es una desgracia. Esto es intolerable», dijo.
Esos discursos cementaron la transformación de Michelle Obama, quien cumple 53 años este martes.
De esa forma, esta mujer elegante y alta, graduada en las prestigiosas universidades de Princeton y Harvard, se transformó en una voz singular en la defensa de las mujeres y en un verdadero dínamo político.
Michelle, quien se crió en el barrio sur de Chicago en un departamento minúsculo compartido con sus padres y su hermano, se transformó también en un ícono de la moda.
«Una de las cosas más intrigantes de Michelle es que representa tantas cosas para tantas personas diferentes«, dijo Peter Slevin, profesor de la escuela de Periodismo de la universidad Northwestern.
De acuerdo con Slevin, «ella escogió sus temas, se mantuvo fiel a sus valores y transformó ese papel en algo muy personal».
– En camino a Harvard –
Michelle LaVaughn Robinson, que nació en Chicago el 17 de enero de 1964, es hija de una ama de casa y un padre que nunca faltó a su trabajo en la planta de agua potable de la ciudad, a pesar de una larga batalla con la esclerosis múltiple.
Aún con esas dificultades recibió una educación de alta calidad, graduándose en leyes en dos de las más selectas universidades del país, Princeton y Harvard.
Después de graduarse, Michelle se incorporó al bufete de abogados Sidley Austin, en Chicago. Un día, sus superiores le dijeron que había llegado un joven abogado nuevo al bufete y que ella sería la responsable de conducir su carrera.
El joven se llamaba Barack Hussein Obama, y el encuentro cambió la vida de los dos. Pocos años después la carrera política del joven Obama se disparó y en enero de 2009 la pareja se instaló en la Casa Blanca.
– Sus causas –
Como primera dama, la principal preocupación de Michelle fue que las dos jóvenes hijas de la pareja, Malia y Sasha, se adaptaran a la nueva vida.
«Esos primeros años en la Casa Blanca fueron de un ajuste duro para Michelle», dijo David Axelrod, un exasesor de Obama al canal CNN. «Ella tuvo que recomenzar en tantas cosas, y tuvo que hacerlo ante los ojos del mundo. Es una presión enorme», añadió.
Finalmente, Michelle encontró una función social, lanzando la campaña «¡Movámonos!», impulsando la actividad física entre niños y jóvenes para combatir la obesidad.
En 2015 lanzó otra iniciativa, «Dejen que las niñas aprendan», una campaña a nivel mundial para mejorar el acceso a la educación de niñas y adolescentes.
Mientras tanto, también se convirtió en una fuente de soporte a la industria estadounidense ligada a la moda y el diseño.
En secuencia, se lanzó sobre la cultura pop y las redes sociales, ya sea bailando con el presentador de TV Jimmy Fallon, rapeando con Missy Elliot en el programa «Carpool Karaoke» o enfrentando el desafío de la pasarela de modas con el astro del baloncesto LeBron James.
«Ella es fundamentalmente ‘cool’. Está cómoda en cualquier tipo de ambiente. Y siempre parece auténtica», dijo Jennifer Lawless, directora del Instituto de Política y Mujer, en American University.
– El dínamo político –
Durante la divisiva campaña electoral de 2016, Michelle adoptó un nuevo e inesperado papel: el de una locomotora política.
En los actos públicos se veía cómoda y perfectamente natural, en la defensa de Clinton, otra mujer que conocía las dificultades de ser la primera dama.
Así, la mujer que en 2008 hesitaba en hablar de política, en 2016 lanzó los más feroces ataques a Trump.
Y lo hizo desde una perspectiva personal, que caló hondo. Al referirse a los comentarios sexistas grabados con Trump, Michelle dijo que «los hombres en mi vida no hablan sobre las mujeres de esa forma. No es como los seres humanos decentes se comportan».
Cuando Michelle pasó a hablar políticamente, los estadounidenses percibieron que la gente prestaba atención a lo que ella decía.
– El futuro –
En una reciente entrevista, el presidente Obama señaló que su esposa esperaba ahora recuperar algo que se parezca a una vida normal.
«Michelle nunca realmente utilizó el hecho de estar bajo el escrutinio público. Y eso es irónico, considerando lo buena que es», expresó.
Michelle ha repetido que no está interesada en una carrera política personal. ¿Pero podrá seguir los pasos de Hillary Clinton, intentando el paso de primera dama a presidente?
«Dentro de 12 años, si el Partido Demócrata en Illinois no tiene ningún candidato fuerte para disputar el Senado, ¿quién sabe lo que puede ocurrir? La vida cambia, y ella es joven», dijo Lawless.
Washington (AFP)