SEÚL (AFP, EFE, Reuters). La posibilidad de que el régimen comunista norcoreano lleve a cabo un ensayo nuclear, tras las últimas demostraciones de fuerza de Estados Unidos, ha aumentado el temor de la comunidad internacional a que estalle un conflicto en la península coreana.
Washington quiere lograr la desnuclearización de Norcorea “por medios pacíficos, mediante negociaciones pero todas las opciones están sobre la mesa y seguimos al lado del pueblo de Corea del Sur”, dijo el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence tras visitar la tensa frontera que separa el Norte y el Sur de Corea.
Agregó que “Corea del Norte haría mejor en no poner a prueba su determinación (por el presidente Donald Trump), o la potencia de las fuerzas armadas de EE.UU. en esta región”.
Pese a las presiones internacionales, el régimen de Pyongyang intentó el pasado domingo –aunque sin éxito– lanzar un nuevo misil y se teme que el país se esté preparando para llevar a cabo un sexto ensayo nuclear.
En tanto, el representante de Corea del Norte ante la ONU advirtió que su país responderá a “cualquier tipo de guerra” que desate Washington.
“Si Estados Unidos se atreve a recurrir a una opción militar (…) la República Popular Democrática de Corea está lista para reaccionar a cualquier tipo de guerra que desee”, dijo el embajador Kim In Ryong.
“Tendremos la más dura reacción contra los provocadores”, advirtió.
Mientras Rusia espera que Estados Unidos no actúe de manera “unilateral” para resolver el problema de los programas nucleares norcoreanos, Japón -cercano a la política de Washington- pidió a Pyongyang que evite más provocaciones y consideró que “es necesario ejercer más presión” para que el régimen comunista responda al diálogo”.
China, el gran actor
El único país con relaciones diplomáticas y comerciales con Norcorea es China. Pero luego de la visita del presidente chino Xi Jinping a su colega estadounidense Donald Trump, en marzo pasado, las relaciones con el régimen de Kim Jong-un experimentan un cambio gradual.
Pekín, que se opone al programa nuclear con objetivos militares de la dictadura comunista, tomó represalias económicas y suspendió las importaciones de carbón y todos los vuelos directos entre Pekín y Pyongyang por tiempo indefinido. La cancillería china negó que existiera motivaciones políticas para la cancelación de los vuelos.
El vicepresidente Pence dijo que “es alentador ver a China comprometerse” con la desnuclearización de Pyongyang. Pero no ocultó la preocupación de la Casa Blanca “por las represalias económicas de China contra Corea del Sur después de que éste haya tomado medidas apropiadas para defenderse”.
Pence hizo referencia a las medidas adoptadas por Pekín en respuesta al escudo antimisiles estadounidense THAAD en Corea del Sur, cuyo despliegue Washington y Seúl quieren acelerar; lo que genera malestar entre las autoridades chinas.
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