Unas 29 personas fueron detenidas este lunes en una operación para desmantelar una red acusada de desviar más de 30 millones de reales (unos USD 7,2 millones) a través de transferencias bancarias fraudulentas en varias regiones de Brasil tras robar datos sigilosos en internet, según fuentes oficiales.
El operativo de este lunes incluyó acciones en los estados de Río de Janeiro, Sao Paulo, Pará, Minas Gerais, Santa Catarina y Bahía, donde agentes de la Policía y miembros del Grupo de Acción Especial de Combate al Crimen Organizado de la Fiscalía (GAECO) tenían previsto cumplir 45 mandatos de prisión.
El operativo corresponde a la segunda fase de la operación Open Doors, desencadenada en agosto de 2017 y en la que las autoridades actuaron sobre el núcleo operativo de la cuadrilla.
Según información de la Fiscalía de Río de Janeiro, en esta nueva etapa fueron acusados los «cerebros» de la organización, entre los que se encuentran los llamados «hackers», además de personas relacionadas con el lavado de dineroy otras acciones operativas y que tenían el dominio sobre la comisión de los crímenes.
Para esta segunda fase de la operación fueron identificadas y denunciadas 237 personas que hacían parte de la red delictiva o que participaron como coautores en los hurtos. En total, se han identificado y acusado de participar en esta red a 320 individuos en todo Brasil, durante las dos fases del operativo.
Según las autoridades, este es un grupo «extremadamente estructurado» y de actuación «compleja» que operaba de diferentes maneras para cometer los crímenes. Una de ellas se realizaba mediante mensajes de correo electrónico basura, conocidos también como «spam», los cuales eran enviados al azar a miles de personas físicas.
Estos «spam» confrautenían mensajes, supuestamente de instituciones bancarias, que alertaban sobre la necesidad de actualizar la seguridad de la cuenta, para lo que el receptor del mensaje debía hacer clic sobre un enlace y con ello daba acceso directo a los delincuentes para capturar información de cuentas y contraseñas mediante programas maliciosos.
Otra modalidad consistía en que los delincuentes se hacían pasar por empleados de los bancos para la obtención de datos personales. De acuerdo con las autoridades, el grupo tenía como víctimas tanto a personas físicas como a grandes empresas.
Los sospechosos tendrán que responder por delitos relacionados con organización criminal, lavado de dinero y hurto calificado.