El doctor Fernando Ortiz, director del Hospital de Caaguazú, manifestó que la niña de 8 años llegó al centro asistencial alrededor de las 23:00 de este miércoles en estado grave de salud.
Mencionó que la pequeña desde hace cuatro días estaba con fiebre, diarrea, vómito y estaba siendo tratada por su familia en su domicilio con analgésicos.
«Llegó al hospital grave, con un shock séptico, estaba muy deshidratada, recibió sus primeros auxilios. Hubo una leve mejoría y en el transcurso de esta mañana tuvo una descompensación, se le volvió a hacer los primeros auxilios, se le compensó un poquito», expresó.
El médico afirmó que se le consiguió una cama en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) en un centro asistencial en la capital del país y en el transcurso en que iba a ser trasladada hizo un paro cardiorrespiratorio, se le hizo reanimación por 30 minutos, pero finalmente falleció.
Dijo que tenía todos los síntomas de chikungunya, como dolor corporal, de cabeza, abdominal. Una muestra de análisis determinará en los próximos días la causa de su fallecimiento.
Por su parte, el doctor Aldo Rodríguez, jefe regional de Vigilancia Epidemiológica, manifestó a NPY que «es un caso realmente alarmante».
Dijo que la paciente tenía el hemograma alterado y que incluso tuvo sangrado y complicaciones neurológicas que se presentaron entre la noche de este miércoles y la madrugada de este jueves.
Confirmó que la pequeña falleció a causa de «falla multiorgánica y shock séptico».
«La consulta tardía es una de las causas más frecuentes de fallecimientos en estos pacientes. Una consulta temprana ante los primeros síntomas que se presentan por fiebre, cefalea, dolor muscular uno tendría que llevarle ya al paciente, principalmente si son niños, a un centro asistencial más cercano», expresó.
La falta de camas libres en terapia infantil del país retardó el traslado de la menor a centros hospitalarios más complejos para buscar la solución al grave cuadro con que llegó al Hospital de Caaguazú, informó Robert Figueredo, periodista de Última Hora.
La humilde familia de la niña vive en el barrio Constitución de Caaguazú, donde de acuerdo con el índice larvario, es una de la zonas más castigadas.
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