Citada entre los aspirantes el título, pero sin convencer por ahora, Países Bajos tiene un estatuto a defender frente a una Rumania que se declara heredera del equipo que maravilló en los años 1990, este martes en unos octavos de final de la Eurocopa que se jugarán en Múnich (12:00 de Paraguay).
Semifinalistas en cuatro de las cinco ediciones de la Eurocopa disputadas entre 1988 y 2004, los ‘Oranje’ no han vuelto a estar entre los ocho mejores equipos del continente en los últimos 16 años, con una eliminación en la primera fase en 2012, en octavos en 2021 y sin clasificarse para 2016.
«Tenemos que encontrar las respuestas adecuadas, porque hay mucho en juego. Podría ser el final para nosotros. Evidentemente no es lo que deseamos, pero es lo que nos podría pasar si no jugamos mejor», admitió el seleccionador neerlandés Ronald Koeman tras alcanzar los cruces como tercera de su llave (tras Austria y Francia).
De regreso a la selección en enero de 2023, el campeón de Europa en 1988 está bajo presión, pese a que su contrato tenga vigencia hasta el Mundial-2026.
Si bien se clasificaron como uno de los mejores terceros, los neerlandeses tuvieron la fortuna de tener que enfrentarse al campeón del grupo más débil, una Rumania que también pasó con 4 puntos.
Sin embargo, los rumanos surfean sobre una ola de euforia, que no ha bajado desde el 3-0 endosado a Ucrania en el estreno del torneo, hace dos semanas en Múnich.
Gracias a esta victoria (que sólo es la segunda en 17 partidos de fase final de una Eurocopa), Rumania validó su clasificación para los cruces, como en el 2000.
En aquella edición, en el crepúsculo de la mejor generación de su historia, liderada por Gheorghe Hagi, Rumania eliminó en la primera fase a dos potencias como Alemania e Inglaterra.
En esa década, Rumanía rivalizaba con cualquier selección mundial y al ritmo marcado por el ‘Maradona de los Cárpatos’ alcanzó los cuartos de final en el Mundial de 1994, perdiendo ante Suecia luego de haber dado la campanada en octavos eliminando a Argentina.
«El fútbol rumano ha tenido generaciones doradas con grandes resultados», recordó tras el triunfo frente a Ucrania el seleccionador Edward Iordanescu. «Pero esta generación tiene alma y un gran corazón, No tiene límite», añadió.
Hijo de Anghel Iordanscu, seleccionador de la Tricolorii de septiembre de 1993 a julio de 1998, el actual técnico garantiza el vínculo entre ambas generaciones, al igual que Ianis Hagi, hijo de Gheorghe. A sus 25 años, el jugador del Alavés lleva «con orgullo» el 10 que lució su padre. «Nací con esa presión, estoy acostumbrado», asegura.
AFP.
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