Por EFE
LISBOA. Más allá de los prejuicios y visiones apocalípticas, la Inteligencia Artificial (AI) puede tener una aplicación práctica en el corto y medio plazo como acelerador de la investigación científica.
Jerome Pesenti, máximo responsable de BenevolentTech, empresa dedicada precisamente a este proceso de aceleración en la investigación y transformación del descubrimiento científico a través de la tecnología, abordó en la Web Summit este asunto que, dijo, normalmente se observa desde los extremos.
“O es una utopía optimista o una amenaza mortal”, resumió Pesenti, quien ofreció en una charla algunas de las claves de la AI y desmontó varios mitos, como el de que las máquinas podrían tomar el control del mundo o captar todos los trabajos que ahora desarrollan humanos.
Contrario a esta visión negativa, el experto expuso que la AI provocará cambios en la relación que mantenemos con las máquinas, con una adaptación de los humanos a los sistemas, y no al revés.
También mejorará el proceso de toma de decisiones puesto que la AI permite un procesamiento de datos que hace más fácil su comprensión.
Mientras que en lo referente a los trabajos humanos, considera que los máquinas podrán asumir las “tareas repetitivas”, como por ejemplo en servicios de atención al usuario, lo que dejará espacio a los humanos para asumir “las preguntas complejas”.
A esto se suman los cambios que la AI introducirá en la forma de hacer código y que, al tratar y organizar la información de forma diferente, podría dar lugar a cambiar la forma en la que tenemos ideas.
“Podemos crear sistemas que procesen información, artículos, para ayudar a hacer un descubrimiento”, aseguró Pesenti, quien instó a no temer a la IA y alejarse de los tópicos apocalípticos.