La guerra entre Waymo y Uber termina en un acuerdo millonario

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Uber se lo aseguró a sus inversores: llegarían a un acuerdo con Google por el caso del robo de los datos de Waymo, la unidad de coches autónomos de la tecnológica. Posiblemente, parte de su operación histórica con SoftBank partía de la base de que podían asegurar que la cuestión del supuesto robo estaba bajo control. Alphabet no lo tenía tan claro. Ya en julio del pasado año, la compañía aseguraba que cualquier tipo de acuerdo era impensable. El tiempo ha demostrado que Uber tenía razón en confirmar la cuestión a sus inversores.

En un comunicado publicado en la web oficial de Uber y firmado por el nuevo CEO de la compañía, Dara Korosashahi, se confirma que a tres días del juicio que enfrentaría a ambas compañías en lo tribunales ha terminado en un simple acuerdo. En dicho texto explica que, «si bien Alphabet y Uber son competidores dentro de un sector muy complejo, también son socios en la misión del poder de la tecnología para mejorar el futuro de las personas». El CEO de la compañía argumenta que «el proceso de compra de Otto por parte de Uber se debió llevar de otro modo». Cuestión por la que, sin precedentes en el caso de Kalanick, pide disculpas a Alphabet.

¿Qué dice el representante de Uber respecto al robo de los documentos? La posición de la tecnológica, como no podía ser de otra manera, sigue siendo negativa:

«Si bien no creemos que ningún secreto comercial se haya abierto paso entre Waymo y Uber, ni creemos que Uber haya utilizado la información patentada de Waymo en su tecnología de autocontrol, estamos tomando medidas con Waymo para garantizar que LIDAR y el software representan solo nuestro buen trabajo».

Sin embargo, este acuerdo viene cargado de algo más que buenas palabras. Como era de esperar, este cuenta con una importante financiera detrás. Waymo pedía en primera instancia casi 1.000 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios; que, en algunas ocasiones, llegó hasta los 1.400 millones de dólares de compensación. El acuerdo no iba a dejar escapar esta oportunidad. Según ha comunicado la CNBC, el trato implica el pago de una participación del 0,34% de Uber a Waymo; lo cual supone una cantidad de 245 millones de dólares. Muy lejos la petición inicial, pero colocando a Alphabet en una posición de acceso a los beneficios futuros de los coches autónomos de Uber o de su división de camiones Otto.

LeWeb/Flickr

Un caso con pocas vías de escape

El hecho de que Uber desease el acuerdo y Waymo estuviese firme en su posición daba lo suficientes datos como para entender que había demasiadas pruebas en contra de la compañía de transporte. De hecho, aunque el nuevo CEO de Uber no ha admitido el robo, sí que ha confirmado que se están revisando los procesos de la compañía.

Todo empezaba a principios de 2017, cuando Alphabet demandaba a Uber, y por extensión a Otto, por el robo de tecnología LIDAR (Light Detection and Ranging). La matriz de Google tenía claro el proceso del robo: su antiguo empleado Anthony Levandowski descargó 14.000 archivos de la compañía para entregárselos a Uber, compañía para la que empezó a trabajar semanas después de abandonar Waymo.

Aquí es cuando empezó la guerra. Por aquel momento, Uber estaba dirigido por Travis Kalanick, el fundador de la propia compañía. A años luz del actual líder de la compañía, Kalanick no dudó en usar esta cuestión para abrir una gran vía de debate altamente polémica. Si el tema del espionaje y los casos de discriminación y acoso no eran suficientes para el empresario, se unió a la lista Waymo. Meses después de iniciarse la demanda, salían a la luz una serie de SMS entre Travis y Levandowskidonde se hacía chiste sobre el caso del robo.

Está claro que la cuestión no ayudó a mejorar la situación. Finalmente, Levandowski fue despedido de la compañía. El cambio de aires en Uber obligaba a mejorar la imagen de la misma y eliminar cualquier atisbo de duda sobre el robo de los datos. Aún así Google no estaba contenta con la situación y siguió reclamando sus honorarios. Especialmente cuando Uber se vio en la obligación de publicar la due diligence que podría determinar el curso del caso.

Las cosas tampoco iban demasiado bien para el ingeniero despedido. La antigua trabajadora del ex empleado de Uber, Erika Wong, daba detalles sobre el comportamiento y las conversaciones de Levandowski después de la demanda de Waymo.

Sea como fue, la cuestión entre los dos gigantes tecnológicos se ha resuelto con el acuerdo firmado días antes del juicio. Por un precio por debajo de lo que pedía Google, pero igualmente doloroso para las arcas de Uber aun habiendo cerrado una ronda de financiación millonaria hace pocas semanas.

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