Asistentes de voz: ¿futuro o amenaza para la prensa?

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Washington, Estados Unidos | AFP, por Rob LEVER.

 

A medida que la tecnología avanza, los consumidores se sienten más cómodos con el control de voz, y ya están acostumbrados a consumir audio y video a demanda, dice el experto en tecnología.

«Bien, Google, ¿cuáles son las noticias?» Los asistentes de voz son una nueva salida para la prensa tradicional, pero también la hacen más dependiente de los algoritmos de las compañías tecnológicas, lo que aumentan los temores sobre el pluralismo de la información.

Medios como la BBC, The Washington Post, la radio pública estadounidense NPR o el diario francés Les Echos, ya han desarrollado versiones «parlantes» disponibles para teléfonos inteligentes o altavoces conectados a través del Google Assistant o Amazon Alexa. En el menú ofrecen resumen de títulos, artículos, informes, podcasts…

«Los altavoces conectados son potencialmente un campo muy rico» para los medios, dice Damian Radcliffe, profesor de periodismo en la Universidad Americana de Oregón, al oeste de Estados Unidos.

Para los consumidores, se trata de una alternativa a la radio o la televisión. Para la prensa, que en estos tiempos lucha por su supervivencia, «estas tecnologías crean nuevas formas de llegar al público» que busca información, dice Radcliffe.

La firma especializada Gartner estima que para 2020, el 20% de la población en los países desarrollados usará asistentes de voz. Según un estudio de Adobe Analytics, el 32% de los hogares estadounidenses ya tiene un altavoz conectado y la mayoría lo usa a diario.

De acuerdo con una encuesta de Edison Research para NPR, el 77% de los propietarios de parlantes conectados dice que la posibilidad de informarse a través de esos dispositivos es una razón importante para adquirirlos.

¿Papel editorial?

A medida que la tecnología avanza, los consumidores se sienten más cómodos con el control de voz, y ya están acostumbrados a consumir audio y video a demanda, dice el experto en tecnología Greg Sterling, colaborador del blog «Search Engine Land».

Muchos de los medios de comunicación que han perdido lectores con la revolución digital ven estas nuevas interfaces como una oportunidad, dice Sterling. Después de permanecer pasivos frente a la pérdida de lectores, «los periódicos de hoy quieren ser proactivos», agrega.

The Washington Post -bajo la influencia de su propietario, el fundador de Amazon, Jeff Bezos- ofrece recordatorios de títulos para dispositivos habilitados para su asistente Alexa, para que los consumidores puedan decir «Alexa, ¿qué me perdí en las noticias?»

E incluso, dice Rick Edmonds, experto en medios del Instituto Poynter, si los resultados financieros no se ven en el corto plazo, «los medios verán la forma de expandir su audiencia».

Preguntas éticas

Pero darles a las plataformas tecnológicas un papel más importante en la difusión de información plantea una serie de problemas éticos y legales, señala Tim Hwang, director de la Iniciativa de Ética y Gobernanza de Inteligencia Artificial de la Universidad de Harvard y del MIT.

Los asistentes vocales «dan, muy claramente, a la plataforma un rol de programador», como el que elige, ordena y prioriza la información y las fuentes, explica Hwang, destacando un problema particularmente sensible en estos tiempos de creciente preocupación por la desinformación.

«Este un interrogante real, de dónde viene la información», insiste.

La ONG Reporteros sin Fronteras (RSF) cree que los asistentes de voz pueden ser «un riesgo para el pluralismo de la información».

«El asistente inteligente selecciona las fuentes de información y limita el número de resultados, a menudo en función de criterios opacos», explica la organización.

Para Elodie Vialle, responsable de Periodismo y Tecnología de RSF, «los asistentes de voz pueden reforzar el modo de distribución de la información opaco que ya existe en la actualidad».

«Grupos tecnológicos como Google, Amazon o Apple ya tienen la clave del acceso a la información» a través de dispositivos tecnológicos, y es posible que los altavoces lo amplifiquen, asegura Radcliffe.

Por lo tanto, dice, es necesario que estas empresas sean más transparentes en la forma en que eligen la información y las fuentes. “Es demasiado fácil decir ‘no somos un grupo de medios’ mientras distribuyen contenido y toman decisiones sobre cómo transmitirlo”, argumenta Radcliffe.

 

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