El Gobierno de Argentina decretó este lunes la «emergencia hídrica» en siete provincias debido a la histórica bajante en el nivel de las aguas del río Paraná y dispuso una serie de medidas para asistir a los afectados.
El decreto, publicado este lunes en el Boletín Oficial, señala que la bajada, la mayor de los últimos 77 años, presenta eventuales afectaciones sobre el abastecimiento del agua potable, la navegación y las operaciones de puerto, la generación de energía hidroeléctrica y las actividades económicas vinculadas a la explotación de la cuenca conformada por el río Paraná y sus ríos afluentes Paraguay e Iguazú.
El río Paraná es la principal vía de salida para las exportaciones de granos y derivados de Argentina.
Además, importantes poblaciones dependen de este río para sus servicios de agua potable.
«La extraordinaria magnitud de los acontecimientos requiere que todas las áreas del Gobierno nacional aúnen esfuerzos para mitigar este fenómeno hidrológico en las zonas alcanzadas por la afectación», alegó el Ejecutivo argentino.
La emergencia declarada por el término de 180 días alcanza a sectores ribereños de los ríos Paraná, Paraguay e Iguazú en las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones y Buenos Aires.
El decreto instruye a los ministerios de Desarrollo Productivo y de Trabajo a adoptar medidas para preservar la continuidad de la actividad productiva y la conservación de los puestos de trabajo en los sectores afectados.
Dispone además que el Fisco asista con determinadas medidas a aquellos contribuyentes con establecimientos productivos afectados por la emergencia.
Por otra parte, el decreto instruye al Ministerio de Obras Públicas a realizar las obras de infraestructura necesarias para mitigar los efectos de la emergencia en las zonas afectadas.
Asimismo, ordena a otras áreas del Gobierno a definir acciones de respuesta para asistir a las poblaciones ribereñas con afectaciones complejas y a que se arbitren los medios necesarios para posibilitar la navegación y los accesos a los puertos mientras dure la emergencia.
Según un informe del Instituto Nacional del Agua, la bajada en las aguas del río Paraná es la peor desde 1944, con la probabilidad de superar aquella emergencia histórica ya que no se espera una mejora sensible en los próximos meses.