Siempre se habla de la importancia de la bancarización en el país, ya que además de ayudar a la inclusión social también representa una inclusión financiera, que permite a una persona acceder a un préstamo, servicio o producto.
No obstante, se debe tener en cuenta que al momento de operar dentro del sistema financiero la persona ya es evaluada por las distintas entidades lo que radica en un historial financiero y una calificación de riesgo como cliente.
En ese sentido, es importante mencionar que la cultura financiera del paraguayo se destaca por recurrir al sobreendeudamiento, sobre todo de los sectores de medianos y bajos ingresos y esto desemboca en que las personas recurran a la estrategia de refinanciación de deudas, que básicamente consiste en modificar las condiciones iniciales de un crédito e implica cambiar los términos del contrato, pero que también provoca un cambio en la calificación de riesgo del cliente.
En comunicación con Hector Rodríguez, Licenciado en Administración de empresas y docente investigador de la Universidad Americana, explicó que en principio, la refinanciación de una deuda, es un acuerdo entre las partes.
Al ser consultado sobre si refinanciar una deuda puede afectar a la calificación de la persona, expresó que si hay una refinanciación, continúa habiendo confianza, pero el riesgo es aumentado. Añadió que esto no debería afectar la calificación crediticia, porque de lo contrario los bancos no tendrían dónde aplicar el dinero de sus ahorristas.
PRO Y CONTRA
DE LA
REFINANCIACIÓN
Atendiendo que este recurso puede aliviar la situación de la persona física o jurídica que no pueda hacer frente a sus deudas, puede ser una solución muy atractiva. Esto genera un inconveniente ya que de no poder atender sus obligaciones de pago, éstas se acumulan y provocan que la calificación de riesgo disminuya y perjudique futuras operaciones.
Rodríguez comentó que en el refinanciamiento no se consideran derechos, sino son considerados los intereses de las partes y sólo cuando se comienzan a esgrimir derechos, es cuando debería afectar a la calificación, dado que la calificación es una forma de penalización extra-judicial y por tanto inconstitucional. Opinó que la caída en la calificación puede llegar a extenderse mucho más allá del pago de la deuda y uno queda con esa calificación menos favorable, en vez de que una vez que se pague la deuda, deberían retornar, al menos, a la calificación original. “Lo cual no ocurre, dado que pago mi deuda, más intereses, mora (penalidad), gastos administrativos; y sin embargo mi calificación no mejora”, dijo.
Rodríguez recomendó que cada persona debe ser responsable con sus obligaciones, ponerse al día y mejorar sus finanzas para evitar un historial crediticio desfavorable.
CENTRALES
DE RIESGO
Vale recordar que en nuestro país el Banco Central del Paraguay contiene información sobre los saldos y la calificación de riesgo que estos les dan a sus clientes, y los datos están disponibles para todas las entidades financieras y bancarias.
Para la Central de Riesgos del BCP, las categorías son del 1 al 6. Si un cliente puntúa 1 es la mejor calificación y 6, la menos favorable.
Es considerado moroso quien ingresa en la categoría 2, cuando el retraso en el pago de la deuda es de más de 60 días, mientras que cuando se tiene un retraso de entre 1 y 60 días, el cliente no se entera, porque las entidades financieras solamente constituyen previsiones sobre esos clientes e ingresan en una subcategoría 1A o 1B. (ver infografía).
Fuente: 5 días.