Suiza se pronuncia este domingo en las urnas sobre el fin de los experimentos con animales y humanos, una propuesta radical que genera un fuerte rechazo en un país con una industria farmacéutica muy potente.
La iniciativa popular fue presentada por la asociación Sentience, radicada en Basilea (norte), y pide que los primates no humanos se beneficien de los derechos a la vida y a la integridad física y mental, para poder «defenderse contra las intervenciones en su vida».
Si ganara el sí -algo que los sondeos descartan- «Suiza se convertiría en el único país en el plano internacional con una prohibición así», apuntó el presidente del grupo de presión de las universidades suizas, Yves Flükiger.
Según la asociación Sentience, los primates «se caracterizan por su gran cerebro, sus estructuras sociales complejas y su gran capacidad para sufrir física y psicológicamente».
El Tribunal Federal suizo juzgó en 2020 que la iniciativa era válida, porque no pide únicamente que los derechos fundamentales aplicables a los humanos también se apliquen a los animales, «sino que requiere la introducción de derechos específicos para los primates no humanos».
En cambio, la corte estimó que el texto solo se aplicaría «a los órganos cantonales y comunales» y no directamente a las personas privadas.
La propuesta persigue prohibir los experimentos con animales y con humanos, y también la importación de medicamentos obtenidos por esos medios.
«Los experimentos con animales deben ser considerados un crimen», explicó a la AFP Renato Werndli, le médico que lanzó la iniciativa, a la que se oponen todos los partidos.
– Ratas y ratones –
Según el gobierno, una prohibición así tendría «consecuencias sanitarias graves» y repercusiones en la economía, pues el sector de la química y de la farmacia representa algo más de las exportaciones de Suiza.
Interpharma, el grupo de cabildeo de las farmacéuticas, advirtió que si el texto sale adelante, «las instituciones y empresas afectadas se verán obligadas a deslocalizar sus actividades» y llevárselas «al extranjero».
En Suiza, a principios de los años 1980 se utilizaban unos 2 millones de animales al año con fines científicos, mientras que ahora la cifra ronda los 560.000.
Patrycia Nowak-Slivwinska, responsable del laboratorio de farmacología molecular de la Universidad de Ginebra, explica que «con el modelo ‘in vitro’, intentamos encontrar candidatos prometedores». Solo estos últimos son probados en animales, señala.
Para la experta, es imposible dejar de recurrir totalmente a los experimentos con animales y a los ensayos clínicos.
Por ello, la Facultad de Medicina de Ginebra alberga en sus sótanos cerca de 25.000 animales, ratas y ratones en su mayoría.
Con ellos, Doron Merkler investiga un tratamiento contra una forma de esclerosis múltiple, algo que -dice- no podría hacer sin los ratones a los que les inyecta células modificadas para observar los efectos de la enfermedad en el sistema nervioso.
Unos experimentos reglamentados y realizados por especialistas formados para detectar cuándo un animal no está bien.
«Si no se le puede aplicar ningún cuidado veterinario al animal, se puede decidir, junto con el investigador, sacrificarlo», explicó a la AFP Pierre Bonnaventure, responsable del animalario de la Facultad de Medicina.
– La argentina «Cecilia» –
Esta votación es «más bien una declaración de intenciones para garantizar que los primates vivan en mejores condiciones», declaró a la AFP Pedro Pozas, director en España del «Proyecto Gran Simio», un movimiento internacional que reclama un conjunto de derechos para los primates.
«Intentamos romper la barrera del discurso que dice que todos los animales no humanos no son personas, sino bienes», subrayó por su parte Steven Wise, abogado estadounidense especializado en el derecho animal, que lleva años luchando en su país para que los chimpancés sean reconocidos como humanos, en vano hasta ahora.
En Argentina, en cambio, un tribunal otorgó en 2017 el derecho a no ser encarcelada sin juicio a una chimpancé hembra, Cecilia, en virtud del ‘habeas corpus’, una disposición fundamental del derecho anglosajón. Se trata del primer chimpancé del mundo que se ha beneficiado de ese derecho, reservado a los humanos.
Los suizos han rechazado tres iniciativas sobre este tema, en 1985 (70% votó en contra), 1992 (56%) y 1993 (72%). Se espera que esta vez ocurra lo mismo, aunque queda por ver si el rechazo será tan masivo, en una sociedad en la que el bienestar animal se ha vuelto ineludible.
Fuente: HOY