La venerada imagen recorrió los diferentes barrios como símbolo de unidad familiar y gran devoción mariana.
Los habitantes de «la capital de la madera» anhelan que el distrito se convierta en un polo de desarrollo gracias a la bendición de la Virgen Inmaculada. La devoción a esta advocación mariana se inició con la formación de la ciudad de Caaguazú, y acompañó su crecimiento congregando e integrando a todos los pobladores.
Como es tradicional, en la víspera se realizaron diversas actividades, como festivales con la participación de músicos y grupos locales que se sumaron a la celebración.