PLRA no encuentra su norte y profundiza su descomposición

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El Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), presidido por Efraín Alegre, ha caído de vuelta en el internismo feroz, reflejado en las relaciones que tienen los miembros que representan al partido en el Congreso. Desde el intento de enmienda en 2017, pasando por las internas partidarias y la división entre los que plantean que se debe hacer oposición, y los que abiertamente, ya están en abierto pacto con el Gobierno, varios son los temas que los liberales no logran superar. En contrapartida, dejando sus heridas atrás los colorados avanzan en la consolidación de su unidad.

Basta con un botón para demostrar cuán divididos están los liberales, especialmente desde los últimos acontecimientos. El fenómeno de la figura del senador Paraguayo Cubas también hizo mella en los dos bloques liberales, puesto que de este tema desembocó que los liberales se planteen cuál sería su posición para la sustitución del polémico senador que no tiene suplente.

Invocando el artículo 187 de la Constitución, los liberales del ala efrainista –5 en total– son de la tesis de que el suplente más votado en la línea de sucesión para ocupar la banca es Eusebio Ramón Ayala. Para Alegre, los que no estén en esta línea violan la Constitución.

Esto enervó a los llanistas, quienes se vieron en evidencia cuando iban a acompañar la nominación del colorado Arnaldo Franco. En una postura pendulante, los llanistas, como Dionisio Amarilla, Juan Bartolomé Ramírez, María Bajac, entre otros, no supieron explicar por qué la postura de interpretar el artículo 187 primó en su bancada cuando se nominó por acuerdo general de la oposición al liberal Abel González y por qué no se procede de la misma forma en este caso.

Choque. Con este punto en discordia, los bloques enfrentados se encontraron en las figuras de Salyn Buzarquis y Dionisio Amarilla. Dionisio, quien jugaba a dejar sin cuórum la última sesión –que logró en última instancia– denunció que su colega utilizó dinero del partido para su beneficio particular cuando era tesorero partidario. “El ex tesorero nos dejo el día ‘d’ sin recursos para competir dignamente, porque previamente hizo sus negociados. Y te digo de frente lekaja: Nderetîri y te lo digo de frente”, afirmó.

A todo esto, Salyn contestó que Dionisio es tembiguái (servil) de Llano y los colorados. Le tildó principalmente de recaudador de la Contraloría. “Que le investigue la Contraloría, recaudador de la Contraloría. Ladrón”, retrucó.

Esta confrontación es propia de un partido que no logra levantar cabeza y que luego de volver a caer en las elecciones, se revolcó en el fango de la intolerancia, pero por sobre todo en la falta de una autocrítica en torno a su representatividad. De alguna manera, Salyn y Dionisio desnudaron un secreto a voces: El sospechado dinero malhabido de sus dirigentes.

Los motivos irreconciliables que separan a efrainistas y llanistas principalmente son el intento de enmienda; la denuncia de que Efraín Alegre manejaría de forma discrecional los recursos del partido y la última relación entre algunos liberales y la ANR.

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